Tengo una amiga, se llama Emeli. No come, no duerme y no respira. Mis padres no la pueden ver y tampoco mis amigos. En el patio juego con ella.
Un día, mis amigos se empezaron a reír de mí porque decían que yo jugaba sola. Mi maestra me vio llorando y me preguntó que qué me pasaba. Yo le dije que los niños se reían de mí porque jugaba sola pero... no era verdad, yo jugaba con mi mejor amiga Emeli. Mi maestra me preguntó que quién era ella y yo le contesté que siempre la tenía a mi lado. La profesora me miró y se empezó a reír. Ella dijo que Emeli no existía.
Emeli se enfadó con la maestra y, al día siguiente, la profesora no apareció. Vino una sustituta. Yo le pregunté por la maestra y ella me respondió que estaba enferma y que no iba a volver más. Entonces le pregunté a mi amiga si mi maestra dormía para siempre y ella me dijo que sí y no me quiso explicar nada más.
En otra ocasión, mi mamá me dijo que ya era mayor para jugar a que Emeli existía y que dejara de jugar a juegos de críos pequeños. A Emeli le sentó muy mal ese comentario y tres semanas después mi amiga desapareció. Yo la buscaba por todas partes, pero no la encontraba. Entonces, mi papá me dijo que tenía que hablar conmigo y me dijo que mamá había ido a un lugar mejor... En ese mismo momento, empecé a llorar y Emeli apareció a mi lado. Yo, muy enfadada, le dije :
—¡HAS SIDO TÚ! ¡TÚ HAS MATADO A MI MADRE Y TAMBIÉN A MI MAESTRA! ¡VETE! YA NO QUIERO SER TU AMIGA.
Emeli llena de furia por dentro se marchó, pero no tardó mucho en volver.
Esa noche me fui a dormir temprano y ya no desperté. Ahora Emelli y yo tenemos una amiga llamada Clara. Es la única que puede vernos.
Y TÚ, ¿NOS PUEDES VER?
Yanira Casanova Vela
Escola Consol Ferré (Amposta)
*Conte premiat en la categoria de primària en el VIII Concurs de microrelats de terror 2017, organitzat per la biblioteca de l'Institut Cristòfol Despuig.
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