Para
no hacer nada se necesita irónicamente gastar mucha energía. Relaja
tu mente, mira fijamente algo inmóvil y concéntrate en él. No
muevas ni un músculo, parpadea sólo cuando sea necesario, evita
estornudar. Desconecta toda función del cerebro innecesaria,
enciérrate en lo más profundo de tu mente, no tengas contacto con
el mundo exterior. No mires el reloj, sólo conseguirás ponerte más
nervioso. Cuando te hayas asegurado de que no hay ruidos que puedan
distraerte o personas haciendo el payaso que atraigan tu mirada y
estás tranquilo como cuando duermes, sólo entonces no estarás
haciendo nada. Eres una estatua, un cuerpo sin vida. Se recomienda
poner un despertador programado para sonar si estás solo porque
puede que entres en un estado de coma o hibernación. Quizá no te
despiertes del trance en dos semanas, es una advertencia.
Gemma
Algueró
1
ESO B
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