En un papel, en una pared, en el
tronco de un árbol, sobre la piel, nunca en un móvil u ordenador.
Allí es donde escribiremos una de las palabras más usadas del
planeta y que más historias ha empezado y terminado. Cuatro letras
que pueden significar mucho o nada; ser solo un medio para conseguir
un fin, o ser un fin después de un medio.
Cuando vayamos a grabar la palabra
físicamente, es imprescindible tenerla en mente. Una vez superado
dicho paso, se tiene que mantener la idea en nuestra cabeza y no
dejar que huya por el infinito mundo del cerebro humano.
Teniendo el sustantivo ahí clavado
como un puñal, vamos a proceder a armarnos con un lápiz, un
bolígrafo, un cuchillo, una piedra, una aguja o cualquier objeto que
nos permita dejar un trazo visible. A continuación trazaremos una A,
como si del pico nevado de una montaña se tratara; después vendrá
la M, una especie de cordillera formada por dos picos o letras A; al
terminar esta segunda, será el turno de la O, la cual dibujaremos
como la silueta del Sol que podemos ver desde cualquiera de las
prominencias anteriores; y la letra R la escribiremos como si de un
montañero cojo, cargando una mochila (vista de espalda), se tratara.
Para finalizar el trabajo
debidamente, aunque solo sea una cuestión estética y de comodidad,
alejaremos nuestra mano de AMOR.
Blai Subirats Nuez
2 Batx Sal - Tec
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