16 de gener del 2021

Premis del XI Concurs de microrelats de terror 2020

 

El jurat del XI Concurs de microrelats de terror 2020, format pels responsables de la biblioteca de l'Institut Cristòfol Despuig, amb el suport dels departaments de Català, Castellà i Llengües estrangeres, ha acordat donar els premis següents:

Categoria primària

Relats en català

«La nina diabòlica», de Leonor Nomberto Fernández
Escola Xerta

«Retorn de la mort», de Pau Pocurull Leon
Escola Raval de Cristo

«El Hallloween que ho va canviar tot», d'Arlet Freixa Borràs
Escola Dr. Ferran i Clua, Corbera d'Ebre

«El noi de negre», de Ferran Romera Puell
Institut Escola 3 d’Abril, Móra la Nova

3r premi especial 1r cicle

«Les nines sense cap», de Mariona Pérez Bret
Escola Sant Miquel, Ascó

Relats en castellà

«La Pesadilla», de Mar Pascual Soler
Escola Lluís Viñas i Viñoles, Móra d'Ebre

«Laughin Jack», d'Iratxe Aquilue Inglés
Escola Lluís Viñas i Viñoles, Móra d'Ebre

«El terror de una noche», de Míriam Sans Peig
Escola El Diví Mestre, Vilalba dels Arcs

Relats en francès

«Le jeu de la mort», d'Alexandra Simon Obiol
Institut Escola El Temple, Tortosa

Relats en anglès

«An unexpected letter», d'Àngela Vallespí Sancho
Escola Llorenç Vallespí i Vidiella, Benifallet
 

Categoria secundària

Relats en català

«Al·lucinació», d'Adrià Castelló
Institut Cristòfol Despuig, Tortosa

«A través de la finestra», de Yuraina Carbó Franch
Institut de Deltebre

«Una nit al bosc», de David Carmona Muñoz
Institut de Tecnificació, Amposta

Accèssit

«Una mirada de previ avís», d'Alba Lapeira Canalda
Institut Escola Daniel Mangrané, Jesús

Relats en castellà

«¡¡¡Triscaidecafobia o no!!!», de Júlia Segarra Royo
Institut Cristòfol Despuig, Tortosa

«El arrozal», de Marta Carles Favà
Institut Cristòfol Despuig, Tortosa

«La sombra negra», de Sara El Bouhali
Institut Escola 3 d’Abril, Móra la Nova

Relats en anglès

«The shadow», de Rubén Solà Herrera
Institut Dertosa, Tortosa


Categoria batxillerat i cicles formatius

Relats en anglès

«Human Hideut», d'Eva Zhu
Institut Dertosa, Tortosa


El lliurament dels premis es va fer de manera virtual amb la publicació d'aquest vídeo que van gravar alumnes de batxillerat i de 4t d'ESO.

Si voleu llegir els relats premiats, cliqueu a sobre dels títols dels relats o llegiu el llibre sencer a Issuu.

La resta de contes premiats en altres convocatòries està disponible al blog Calaixó de sastre i també en format de llibre electrònic a Issuu.





Human hideout


Hello, my name is Karen. Surely, you have found this letter inside a book on the shelf you have on the left. I don't know who you are or why you got this letter but I'm going to tell you my story.

I lived with my family, with my mother and my father. I was an only child. My father has always had a very strong addiction to alcohol, he would come home at three in the morning, completely drunk. He was almost never at home, he didn't work and he spent all my mother's salary at the bar. My mother tried to make him see the reasons to stop drinking but it didn't work. Instead, he started hitting her and hurting her physically. One day, in a moment of anger, he took a knife and stabbed my mother in front of me. The next person to be killed would be me, so I ran through the house to my room. I locked the door and started to write this letter so that someone would find it and the truth would be revealed. My father started to force the lock and he succeeded in getting in.

Thus, these are going to be my last words. I don't know how many years will be going on, maybe forty or maybe two, or maybe it will be a few months before someone finds this letter and knows this horrible story. When I finish this letter, I will hide it somewhere in this room, maybe I will be found or maybe not, I have thought of many places to hide.

Some time ago, I discovered that my armchair was hollow inside, that is, it had a cavity. I thought about that and started to dismantle the back to hide myself inside. That armchair is the one you are using right now, where you are sitting, maybe my lifeless body lies inside it, you would be sitting on top of me and I would be hugging you. So, why don't you look inside the armchair and find it out?


Eva Zhu
Institut Dertosa, Tortosa


*Conte premiat en la categoria de batxillerat i cicles formatius en el XI Concurs de microrelats de terror 2020, organitzat per la biblioteca de l'Institut Cristòfol Despuig.

The shadow


It was my first day at high school, I was very nervous because I was new in town. My parents had found a good work in this city, called Tortosa, so we moved there to start our new life. My first day at school was the worst. People looked at me strangely, moving away from my side. I was alone. The class was made up of pupils who had chosen scientific studies at the beginning of the school year and they were in groups of friends: The popular, the jockers, the nerds, etc., but I was not in any group because I had no friends. A week later, the «popular group» started picking on me for my appearance, insulting and hitting me. I was harassed for a month until I met a friend who was wearing black clothes and had long black hair. We became close friends. He even helped me with my homework. He told me what to do to deal with the bullies at school.

The problem was that everyone was telling me I was talking alone, even when my friend was right in front of them. One day, I asked my friend if he were real and he replied very annoyed: Yes, I am real!!!

He said he was very happy that he had finally made a true friend. That night, he came home to sleep together (he looked like a shadow ), he made me promise not to tell anyone that he was my friend, either my parents or my teachers would like to separate us and we would never see each other again.
 One day, when we went home, my friend got very angry with me because I told a classmate that I was his friend. He looked very angry, he grabbed me out of my hair, dragged me all over the house to the kitchen, took a knife and killed me.

This would be an example of a guy who lived being bullied, went completely crazy, his supposed friend was only a shadow invented by his own mind. That shadow represented bullying, a shadow that made the lonely boy finally commit suicide.


Rubén Solà Herrera
Institut Dertosa, Tortosa


*Conte premiat en la categoria de secundària en el XI Concurs de microrelats de terror 2020, organitzat per la biblioteca de l'Institut Cristòfol Despuig.

La sombra negra


26 de octubre


Como cada mañana, la espesa niebla y el frío abundaban en mi pequeño pueblo. Lo que no sabía era que aquel día cambiaría mi destino para siempre.

Al despertarme, noté una extraña sensación en mi cuerpo. La casa estaba vacía. ¿Dónde estará mi familia? Rondaba esa pregunta en mi cabeza. Aún así pensé que volverían y como de costumbre fui a comprar el pan.

Al salir no veía la presencia de ninguna persona, las tiendas estaban cerradas. ¿Dónde estaba metido todo el mundo? Era como si la tierra se los hubiera tragado.

Volví a casa, encendí la televisión, puse las noticias y lo escuché. Advertían de la extraña desaparición de personas y decían que los supervivientes se quedarían en casa en un lugar seguro.

Una semana después, la comida se me acababa, el agua era escasa y no había luz. Así que decidí salir en busca de comida y de alguien que estuviera en la misma situación que yo. Llegó la hora, eran las nueve de la noche, cogí mis cosas y salí a la calle oscura iluminada por mi pequeña linterna y llena por mi presencia.

Un kilómetro más allá, vi una figura. Me acerqué poco a poco y lo vi. Era un superviviente como yo, frente a frente, y le pregunté: ¿Quién eres y qué haces aquí? El patidifuso solo observaba mi presencia.

De repente escuché un ruido. Me giré rápidamente, vi una sombra negra y el chico misterioso desapareció. Continué mi camino pensando en él hasta que encontré una casa grande y entré. Esa casa era oscura, tenía comida, agua y habitaciones en buenas condiciones. Así que decidí quedarme. Rebuscando entre los armarios encontré ropa de camuflaje perfecta para salir.

Pasaban las semanas o los meses, no llevaba la cuenta de los días que estaban pasando. Un día vi al chico misterioso, lo invité a mi casa y me presenté:

—Me llamo Betty, vivo aquí desde que mi familia y la gente de mi aldea desaparecieron.

Y él me dijo:

—Me llamo Ben y soy uno de los pocos supervivientes.

Le invité a quedarse en mi casa. Se instaló y de nuevo vi la sombra. Era negra y parecía una nube. Asustada, llamé a Ben, me dijo que esperara, pero la sombra se fue acercando cada vez más y más hasta que lo cubrió.

Pasados unos minutos, Ben desapareció. ¿Adónde fue? ¿Desapareció o se lo tragó la sombra? La sombra se fue acercando hacia mí y desaparecí entre su misterioso humo.

Y sí, amigos, esta es la historia de mi final. Acabó mi vida en la tierra, pero lo que nadie sabe es que tan solo era un portal hacia un lugar terrible.


Sara El Bouhali
Institut Escola 3 d’Abril, Móra la Nova


*Conte premiat en la categoria de secundària en el XI Concurs de microrelats de terror 2020, organitzat per la biblioteca de l'Institut Cristòfol Despuig.

El arrozal


Siempre cuando encuentro a un niño jugando entre los arrozales, le intento contar esta temible historia y éste sale corriendo de inmediato.

Cuando éramos niños, vivíamos en una casita cerca de los arrozales del Delta del Ebro donde mi familia trabajaba en el cultivo del arroz. Mi hermano mayor Ron y yo salíamos todas las mañanas a jugar entre los campos de arroz. Jugábamos a varios juegos como el escondite, Marco Polo...

Una noche de luna nueva se nos ocurrió salir un rato a jugar al escondite. Cogimos la chaqueta, una linterna y un poco de agua por si acaso. Al salir de casa me entró mucho miedo, pero Ron me convenció. Estuvimos jugando un largo rato hasta que empezamos a cansarnos. Estábamos a punto de entrar en casa cuando oímos una voz que decía: “No os vayáis, aún no me habéis encontrado”. Me asusté mucho, pero Ron quería ir a ver qué era. Insistí en entrar a casa, pero Ron consiguió que lo acompañara. Estuvimos mucho rato buscando, pero no encontramos nada. Al volver otra vez hacia casa, oímos un grito y nos giramos de inmediato. Vimos una sombra al fondo del arrozal, así que corrimos para llegar allí lo antes posible. Al llegar no veíamos nada, así que pensamos que habría sido nuestra imaginación. Intentamos irnos, pero se nos habían enganchado unas hierbas en los pies. De repente vimos que unas sombras se nos acercaban. Entramos en estado de pánico. No podíamos salir. Era imposible. Las sombras nos empezaron a coger de los pies, luego de las piernas... hasta que llegaron al cuello. En ese momento nos apretaron muy fuerte y nos arrastraron hacia el interior del arrozal, donde nos susurraban cosas que no lográbamos entender. Me ataron con una hierba en un rincón mientras torturaban a Ron. Intenté escaparme, aunque no quería dejar a Ron allí, pero tenía que hacerlo para pedir ayuda. Uno de ellos me vio y ya no hubo manera de escaparme. Cuando se cansaron de Ron, lo mataron con sus frías manos. Era mi turno y me hicieron lo mismo que a mi hermano. Yo lloraba más por la pérdida de Ron que por el dolor. Quise hacerles daño para debilitarlos, pero estos se enfadaron aún más y fueron directamente al cuello. No podía respirar, así que me hice el muerto para que me soltaran. Deseaba que Ron hubiese hecho lo mismo. Vi como empezaban a descuartizar a Ron para comérselo. Me asusté, me asusté mucho. No quería que me hicieran eso a mí, así que intente escaparme otra vez, pero me oyeron. Al ver que aún estaba vivo, corrieron detrás de mí. Me cogieron y continuaron conmigo. Me descuartizaron vivo.

Nunca encontré los restos de mi hermano. Ni su espíritu. Busqué y busqué durante años, pero no lo encontré, de hecho sigo buscando. Tampoco sé qué habrá sido de mi familia y nunca jamás supe nada más de las sombras. Ahora soy un fantasma que merodea por los arrozales. ¿Entendéis ahora por qué los niños huyen de mí?

                                    
Marta Carles Favà
Institut Cristòfol Despuig, Tortosa


*Conte premiat en la categoria de secundària en el XI Concurs de microrelats de terror 2020, organitzat per la biblioteca de l'Institut Cristòfol Despuig.

¡¡¡Triscaidecafobia o no!!!


Hola a todos. Me llamo Lola Martínez y tengo trece años. Sí, trece, ¡el peor número de la historia mundial! Padezco triscaidecafobia desde que nací. Si os preguntáis qué es, es fobia al número trece. Mi hermano se ríe porque tengo fobia al número trece y no me hace nada de gracia.

Hoy, precisamente, es día 13 de noviembre. ¡Oh no! Todos los años el día 13 de noviembre me quedo en casa por miedo a lo que pueda pasar, pero este año va a ser diferente. Lola Martínez va a salir de casa.

Me vais a decir que estoy loca pero... ¡he visto un fantasma! Bueno, mejor un fantasmita. Es así: de estatura muy muy pequeña, con un sombrero puntiagudo y con una pala en la mano. Podemos decir que es un gnomo de jardín, cosa que me da un poco de “yuyu”. Qué bien. Todas mis peores pesadillas están presentes. ¡Maldito trece! ¡Lo odio!

Ahora estoy en clase de castellano y —que quede entre nosotros— ¡el profe es un zombi! Sí, leí su diario secreto, pero no nos desviemos del tema. El gnomo no deja de seguirme, aunque... Esperad. Acaba de dejar una nota entre los libros. En la nota ha escrito:

A las 13:13 tengo que estar en la calle Morgue n.º 13.

Vaya manía con el trece. Yo pienso ir, pero el problema es que la calle Morgue termina en el n.º 12. Solo hay una opción. ¿Recordáis que os hablé del profesor zombi? Ir a decirle que sé que es un zombi y preguntarle por la calle Morgue n.º 13 es algo raro para los monstruos; sin embargo, el problema es que si le digo que sé que es un zombi, puede que él tenga miedo de que se lo cuente al director, lo despida y me coma el cerebro, pero dudo que lo haga.

Os cuento lo ocurrido. Primera y buena noticia: no me ha comido el cerebro. Le he contado lo sucedido y, ¿adivinad qué? En la calle Morgue hay como una especie de túnel secreto y detrás está la dichosa casa n.º 13. Para entrar tengo que dar este código secreto: El gato plateado se reúne en un viaje a China. Sería agradable cuando el azul y el amarillo se encuentren en el oeste. Pues... ¡vaya código más complicado, ¿no?

Son las 13:13 y ya estoy dentro de la casa. ¡Es una pasada! Resulta que el gnomo se llama Wam y no es un gnomo malo. Resulta que todo este lío solo se ha ocasionado porque querían darme un colgante, como una gema protectora o algo así. ¡Qué monos!

Ahora mismo lo llevo puesto en mi cuello y nunca me lo voy a quitar, porque, sino todos los días trece me van a ocurrir cosas tan raras como esta. Yo, como siempre en el calendario, escribiré 12+1.

Moraleja: A veces tus peores pesadillas no son lo que parecen.


Júlia Segarra Royo
Institut Cristòfol Despuig, Tortosa


*Conte premiat en la categoria de secundària en el XI Concurs de microrelats de terror 2020, organitzat per la biblioteca de l'Institut Cristòfol Despuig.


Una mirada de previ avís

 

 

Fa bastant de temps, per la dècada dels 70, a Weston (Estats Units), hi vivia una noia anomenada Caroline. Ella era baixeta i prima, de cabells negres, llisos i llargs. Tenia uns ulls tan clars que li destacaven, ja que eren de color gris, quasi blanc i un nas xato amb algunes piguetes a sobre. Els seus llavis eren grassos i rogencs i es considerava una noia molt callada i solitària, al contrari de la seva amiga Hannah, que era molt oberta i simpàtica.

La Caroline guardava un secret; cada nit, al mateix temps que tocaven les campanades de les dues, ella es despertava a un lloc completament diferent de la seva habitació. Més exactament, cada dia en una casa diferent, assenyalant la mort d’un dels seus residents. La noia no sabia ni el com ni el perquè havia arribat allí, però una de les coses que tenia clares és que ho anava a investigar. Primer no sabia on podia trobar informació, però, després, se li va ocórrer preguntar a la seva mare si havia passat alguna cosa relacionada amb la mort a la seva família. La mare, un poc sorpresa, li va respondre que quan ella era petita, a causa d’un accident, va estar uns minuts morta i que després, un cop els metges la van reanimar, no havia tornat a ser la mateixa.

Ella, decebuda pel que la seva mare li havia estat amagant durant tots aquells anys, va marxar disposada a fer l’impossible per mantenir-se desperta tota la nit, però, finalment, no va poder resistir-se i es va adormir, despertant-se aquella vegada, a casa de la seva millor amiga, la Hannah. Quin futur li esperava? Malauradament, ben aviat ho sabria...


Alba Lapeira Canalda
Institut Escola Daniel Mangrané, Jesús


*Conte premiat en la categoria de secundària en el XI Concurs de microrelats de terror 2020, organitzat per la biblioteca de l'Institut Cristòfol Despuig.

Una nit al bosc

Érem els cinc al pati de casa, rodejats pel bosc. Tots envoltant la foguera. July era al costat d’en Mark, recolzant el cap a la seva espatlla. Ell sostenia amb mà ferma el rifle amb què havia disparat a aquell esquirol, sols per diversió. Jo estava davant de Marie, observant com es col·locava el cabell. Ella es va adonar i va voltar el cap cap a mi. Jon s’assegué amb nosaltres i ens cridà l’atenció.

—Què? Esteu preparats per a la terrorífica història que sentireu?— digué Jon amb els ulls ben oberts, mirant a tots de dreta a esquerra.

—Som-hi! Sempre m’han paregut emocionants, aquests jocs— contestà July amb una rialla.

—Escolteu-me, per aquests boscos de Minnesota hi habitaven abans els amerindis, en una època en què el menjar escassejava. Aquests natius tenien el canibalisme com un tema tabú. Ells deien que era preferible morir abans que menjar un cos humà per a sobreviure.

El foc dansava furiós amb l’irregular melodia que el vent oferia a l’ambient, marcant el ritme amb els espetecs de la fusta.

—En cas que algú caigués en la temptació, el seu cos i ànima seria posseït per l’esperit del Wendigo. Una bestiola cornuda amb llargues extremitats, que viu per a matar els humans que no respecten els animals del bosc. Diuen que és l'esperit humà en estat pur. L’encarnació del dimoni que posseeix els homes en el seu estat crític. La voluntat de sobreviure, que trenca qualsevol norma moral. El monstre que...

De sobte, se sentiren els arbusts del voltant menejar-se. El soroll anà d’esquerra a dreta. Quasi tots giràrem el cap de cara al bosc amb esgarrifoses expressions.

—Segur que és un animalet qualsevol bellugant-se. S’haurà adonat del foc —rigué Jon, amb inquietud— Segur que no...

De sobte, una mà ossuda sortí dels arbustos, acompanyada d’un llarg braç blanquinós. Els altres cridaren. Jo em quedí quiet amb els ulls i la boca oberta. No em creia res. Unes banyes punxegudes s’alçaren també de l'espessa vegetació. Una altra mà apartà unes branques per deixar pas a uns ulls oberts i brillants sense pupil·la. La mà tornà cap a enrere i ens llençà un esquirol mort, seguit d’un bram eixordador. La bèstia s’alçà. Jo ja sabia el que anava a fer.


David Carmona Muñoz
Institut de Tecnificació, Amposta


*Conte premiat en la categoria de secundària en el XI Concurs de microrelats de terror 2020, organitzat per la biblioteca de l'Institut Cristòfol Despuig.

A través de la finestra


Havia arribat el dia que marxava de la ciutat, em traslladava a una nova llar. Els meus pares i jo anàvem a viure a un poblet prop de la muntanya.

Quan vam arribar, ens vam instal·lar en una casa acollidora i espaiosa. Tot era normal. El meu pare encenia el foc, la meva mare preparava el sopar i jo explorava la meva habitació. Tenia les parets blanques, un escriptori gran, un mirall on em podia veure de caps a peus, un llit còmode i una finestra gegant.

Mentre jo imaginava com serien aquests propers dies, la mare em cridava per anar a sopar. Després de menjar la deliciosa crema de pastanaga, tots plegats vam anar a dormir.

Eren les dues de la matinada, no podia dormir pels nervis de la meva primera nit. Per tranquil·litzar-me, vaig decidir mirar per la finestra. Asseguda en una cadira veia la lluna plena, els arbres..., però el que em va cridar l’atenció va ser la casa d’enfront. Era gran, antiga i a la porta hi havia un cartell que deia: “En venda”. Quan vaig aixecar-me de la cadira, de sobte, es van engegar els llums de la casa d’enfront, però vaig pensar que era fruit del cansament.

La nit següent em vaig quedar llegint i mirant aquella casa misteriosa, però no vaig veure res d’estrany. Una altra nit, a les dues de la matinada, em vaig despertar i al mirar per la finestra vaig veure una ombra aterradora. L'endemà, quan els pares eren a treballar, vaig anar a preguntar a la dona longeva del poblat. Em va explicar que fa molt de temps en aquella casa hi va haver dues morts molt estranyes.

Quan va arribar la nit em moria de curiositat i... sabeu què vaig fer? Sí, vaig decidir entrar a la casa. Ja era allí, la porta era oberta i estava tot fosc. Caminava sota aquell sostre quan, de sobte, vaig sentir passes, es van encendre els llums, vaig veure una ombra, se sentien rialles... I una veu em va dir: —Marxa o moriràs! Estava aterrada. Vaig sortir corrents d’aquella casa maleïda, vaig arribar a casa, tanco la porta, vaig a l’habitació, m'ajec i miro al mirall... i precisament llavors, darrere meu, apareix un ésser estrany, deforme, una mena de monstre. Vaig cridar amb totes les meves forces.

Va venir la meva mare preocupada, deia que havia tingut un malson. Vaig sospirar. Quan la mare va marxar, vaig veure que tenia unes urpes com d’una mena de fera marcades al coll. Tot era real, no en tinc cap dubte, i tinc el pressentiment que alguna cosa terrorífica ens passarà ben aviat.


Yuraina Carbó Franch
Institut de Deltebre


*Conte premiat en la categoria de secundària en el XI Concurs de microrelats de terror 2020, organitzat per la biblioteca de l'Institut Cristòfol Despuig.

Al·lucinació

Un fulgor, un raig de llum va il·luminar el dia, els primers colors van travessar les muntanyes i el petit bosc que rodejava la ciutadella. Els raigs de sol van començar a acariciar suaument les flors: començava el dia. Però aquell meravellós dia de sol era gris per a Hèctor Morales. Ell era la persona més alta que veuràs mai amb el seu metre vuitanta-sis i al mateix temps era la persona més prima (per no dir esquelètica) que veuràs en la teva vida. Aquest noi era martiritzat i assetjat dia a dia pels seus companys de classe, el seu pare era alcohòlic i addicte a l'LSD* i la seva mare va morir el dia del part. Això és el que tenia el nostre amic Morales, repassem: res, no tenia amics, tampoc podem considerar que tingués un bon pare i no tenia mare, però aquell dia gris prompte acabaria. Per què? Perquè tenia pensat acabar amb tot, pujar al bosc i prendre's una sobredosi de l'LSD del seu pare. Sí, l'hi havia robat, i no, no l'havia provat mai. El pitjor: no sabia què era un al·lucinogen.

Era de dia i Hèctor es preparava per a anar a classe, així que es va preparar i va sortir per la porta de casa. Estava nerviós, sabia el que li esperava. Anar al bosc i autodrogar-se era terrorífic, notava una pressió al cor, notava com li bategava i la suor li començava a brotar del cuir capil·lar.

El seu cap era una balança, una balança que pesava el que era més important, vida o mort, vida o mort, vida o mort... Tots morirem algun dia, es va dir ell mateix, així que: què importa morir avui o demà, d'aquí un any o d'aquí vuitanta, no?

Així que no s'ho va pensar i va començar a caminar. No va parar, tenia una expressió insípida, aquella era la cara d’algú que no sentia cap sentiment, simplement ell caminava, no pensava, com si es mogués per impulsos: camina, camina, camina...
El bosc estava a tres quilòmetres de casa seva i va tardar una hora a arribar al bosc. La llum del sol començava a fer ombres obliqües sobre arbres i altres cossos.
Quan va arribar al bosc, més ben dit a la profunditat, a la immensitat del bosc que envolta la ciutadella, es va parar i va dir en veu alta: —Tothom morirà algun dia.

(Tothom)

De la butxaca va treure un pot de color groc amb unes pastilles, en va agarrar un grapat (totes les que li cabien a la mà) i amb una botella d'aigua sencera se les va prendre totes.

(Tots morirem)

(Tots)

El que ell no sabia era que el que vindria ara: seria canvi d'emoció, mareig, pèrdua de sentits, al·lucinacions, la pèrdua del coneixement, asfíxia i la mort.

Però anem a poc a poc, no?

Primer Hèctor va sentir mareig, el cap li donava voltes, era com si li clavessin tatxes al cervell, el dolor era insuportable, es va tirar a terra i va començar a vociferar de dolor, però ningú podia sentir-lo ni ajudar-lo.

(Ningú)

Després se li van cangrenar les mans, com si li anestessiessin el cos sencer, però sí, el mal estava, el dolor continuava. A continuació, un cop de calor, com si estigués davant d'una foguera. Però el pitjor va ser l'al·lucinació, de cop Hèctor va obrir els ulls i va veure que l'observaven, els arbres tenien ulls, ulls humans, milers d'ulls i observaven, el miraven tots a ell. Terror era poc el que sentia, allò era indescriptible. Darrere dels arbres s'amagaven éssers sense rostre, ànimes sense vida que gaudien amb aquella dansa macabra. Un d'aquells éssers tenia la cara del seu pare, finalment li va dir: —Les pastilles no són per a nens.

La seva mort va ser lenta.  


Adrià Castelló
Institut Cristòfol Despuig, Tortosa


*Conte premiat en la categoria de secundària en el XI Concurs de microrelats de terror 2020, organitzat per la biblioteca de l'Institut Cristòfol Despuig.

An unexpected letter


It was a day like any other day in Havana. My best friend and I friend were watching “Netflix” in my house. It was night, and my parents were not there.

While we were watching the series, someone rang the bell. We opened the door but there was no one there. After half an hour, they called again. Despite being dead of fear, we opened it.We looked at the floor and there was a box that looked like a package. We grabbed it and moved to the middle of my room and then, we opened it. Inside, there was… a letter.

My best friend and I were trembling with fear when the windows opened and the cool wind went through the room. I quickly went to close them. My friend opened the letter,which said: “We are watching you”. When he finished reading it, the doorbell rang and…a whisper touched my ear and said:” the world is full of traps”.

Now, one year later I think of this sentence.


Àngela Vallespí Sancho
Escola Llorenç Vallespí i Vidiella, Benifallet

 
*Conte premiat en la categoria de primària en el XI Concurs de microrelats de terror 2020, organitzat per la biblioteca de l'Institut Cristòfol Despuig.

Le jeu de la mort


Il y a cent ans, un gibier a été découvert sur les rives du lac Natron en Tanzanie. Le jeu est venu dans une boîte noire, mais a été gravement endommagé, la boîte a été donnée pour être exposée au musée, mais le jeu est disparu.

Il n'a pas encore été trouvé, bien que les meilleurs chercheurs le recherchent. Ce qui se passe, c'est qu'il y a une grosse rumeur. La rumeur selon laquelle le jeu EST VIVANT. Un an plus tard...

Un an après avoir pensé que le jeu n'avait pas été trouvé, nous avons réalisé qu'un voisin près de notre appartement avait le jeu. Le vieil homme était un vieil homme gentil et respectueux. Personne n'osait dire que quelques jours plus tard, il avait fait son repaire dans toute la France. Ainsi, après environ neuf jours, le jeu ouvert comme par magie dans toute la France était à l'envers, avec un millard d'êtres fantastiques et terrifiants, formant le chaos partout.

Heureusement, il y avait beaucoup de portes très solides et les gens étaient à l'abri chez eux sans aucun risque, mais cela ne pouvvait pas continuer comme ça. Tout le monde s'est réuni à travers les réseaux sociaux qui existaient encore et a décidé que tous les hommes et femmes entraînés et forts se réuniraient pour vaincre tous ces êtres et pouvoir les connecter à ce jeu. Ils ont également décidé que tous ceux qui n'étaient pas aussi formés et moins performants étaient engagés à prendre soin de tous les enfants, grandsparents et tous les brûleurs par la force.

Tous destinés à sauver France se sont rassemblés dans un sous-sol antibombe et se sont entraînés tous ensemble pendant une semaine. Alors que ceux qui n'avaient pas autant de force étaient dévoués à prendre soin des autres.

Une semaine plus tard, tout le monde était prêt à affronter l'armée d'êtres d'un monde complètement différent, et tous les gardiens se sont réfugiés dans les autres salles anti-bombes de la ville. Avant que les lutteurs ne luttent pour vaincre et vaincre tous les monstres, ils ont demandé aux soignants et aux enfants s'ils pouvaient localiser le jeu afin de pouvoir refermer les monstres, et une fois cela fait, ils ont brûlé le livre pour que le sauvage et les fantasmes ne pourraient plus jamais sortir. À suivre...


Alexandra Simon Obiol
Institut Escola El Temple, Tortosa

*Conte premiat en la categoria de primària en el XI Concurs de microrelats de terror 2020, organitzat per la biblioteca de l'Institut Cristòfol Despuig.

El terror de una noche


Todo empezó un 31 de octubre en Transilvania en una casa a las afueras de la ciudad. Había una casa no habitada desde hacía unos mil años que estaba a seis kilómetros del centro de la ciudad. Por su aspecto, nadie se atrevía a acercarse y ni mucho menos a entrar. Excepto mi grupo de amigos y yo.

Fuimos la tarde de Halloween y, no voy a mentir, todos teníamos mucho miedo. Empezamos a andar desde el centro de la ciudad hasta llegar a dos metros de las puertas de la casa.

Discutimos para elegir al primero que entraría y, como nadie se ofrecía, lo hicimos a suertes. Le tocó a Max, un niño de mi edad, alto y delgado. Detrás de Max iba Lorena, otra niña de mi edad, de pelo rubio y 1,70 cm de altura. Seguidamente, iban Raquel, Bruno y yo. Todos de la misma edad.

Entramos mirando a todos los rincones con muchísimo miedo. Bruno, que iba el último, nos daba algún susto que otro y dábamos unos chillidos que hasta los pájaros se asustaban.

Cuando tan solo llevábamos tres minutos andando por un pasillo oscuro con muchas telarañas colgando, nos encontramos con un esqueleto en medio del pasillo. Lo saltamos por encima porque queríamos seguir nuestro camino, pero cuando saltó Bruno el esqueleto chilló y nos dio un susto de muerte. Nos cogimos de las manos muy fuerte; estábamos un poco arrepentidos de haber entrado.

—Seguid vuestro camino, pequeños...— dijo el esqueleto con voz terrorífica.

Nos giramos y volvimos a andar. Queríamos llegar a la salida del fondo del pasillo, que todo el mundo sabía que existía. Durante todo el rato notamos a una persona que nos seguía, pero nosotros no nos atrevíamos a girarnos.

Al cabo de diez minutos, vimos una luz. En nuestras caras se dibujó una gran sonrisa; el problema era que al llegar a esa luz que nos alegraba tanto, había tres pruebas que pasar.

En la primera, tenías que pasar por delante de dos robots con solo un metro de distancia entre ellos y que te podían dar con un hacha que subía y bajaba para intentar herir a la persona que pasara. La pasamos todos, aunque a Raquel casi le da en el pie con el hacha el segundo robot.

La segunda prueba consistía en poner la mano en un agujero lleno de telarañas durante tres minutos. Esa prueba era fácil, pero daba muchísimo asco. Todos la hicimos, pero terminamos con las manos llenas de telarañas.

Y en la última, tenías que pasar por cuchillos enganchados en la pared de un, dos y tres metros de longitud. Esta no la pasamos todos, a Lorena, un cuchillo le hizo un rasguño en el cuello que la dejó un poco inconsciente. La tuvimos que sacar de ese circuito entre Max y yo. Pasamos las tres pruebas, la puerta se abrió, subimos a Lorena a nuestra espalda y nos fuimos hasta el centro de la ciudad. Al llegar a la ciudad, Lorena ya estaba consciente. Fuimos a urgencias y le curaron la herida del cuello. Después de eso, nos fuimos a nuestras casas a descansar.

En ese momento, mi madre entró a la habitación para decirme que tenía colegio en una hora.


Miriam Sans Peig
Escola El Diví Mestre, Vilalba dels Arcs


*Conte premiat en la categoria de primària en el XI Concurs de microrelats de terror 2020, organitzat per la biblioteca de l'Institut Cristòfol Despuig.

Laughin Jack

Hola, soy Isaac y os voy a contar mi historia. Bueno, todo empieza en Hocksmaid (Inglaterra) en 1937. Mi familia era muy pobre, por lo cual no podía permitirme muchos lujos, pero cuando cumplí mi cumpleaños número 8, me regalaron una caja preciosa de color rojo sangre, azul cielo y rosa chicle.  

Al girar la manivela, aparecia un payaso altísimo. Su ropa estaba llena de colores, uñas de gato y una nariz como una zanahoria. Él me dijo: «Hola, soy Laughin Jack y seré tu nuevo amigo». Tenía la voz muy suave. En ese momento era muy feliz, ya tenía ¡mi primer amigo! Empezamos a jugar y a reír hasta que mi madre me encontró jugando con Jack y me preguntó:

—Hijo, ¿con quién juegas?
—Hablo con Jack.

Desde ese día mi madre me miraba raro.

Un día fuimos al jardín a jugar con el gato de mi vecina. Jack lo cogió y empezó a ahorcarlo. Mi madre al llegar me vio y me chilló:

—¿¡Qué haces!? ¿¡Estás loco!?

Pero le contesté con una voz siniestra:

—Fue Jack.

Mi madre se quedó paralizada.

Al día siguiente me llevó a un centro para locos durante tres años. Antes de irme, cerré a Jack en su caja y la escondí. Al cabo de los años, Jack se empezó a decolorar y a recordar cuando mató al gato de la vecina. Lo quería volver a hacer. Lo pasé muy mal en ese centro.

Al volver fui adonde estaba la caja y la abrí. Fue lo peor que pude haber hecho. Jack apareció y me dijo: «Hola Isaac (con voz siniestra), tengo un nuevo juego. ¿Quieres jugar?».

Le dije que sí. Él me cogió y me empezó a descuartizar lentamente. Desde ese día me convertí en un fantasma que ayuda a la gente a que no toquen esa caja.


Iratxe Aquilue Ingles
Escola Lluís Viñas i Viñoles, Móra d'Ebre


*Conte premiat en la categoria de primària en el XI Concurs de microrelats de terror 2020, organitzat per la biblioteca de l'Institut Cristòfol Despuig.

La Pesadilla

Hace mucho tiempo, en el castillo del Peñal de la villa de Fuentes, un 31 de octubre, había una mujer vestida con un precioso vestido de tela, la cara blanca como la nieve, los ojos con una mirada maligna, negros como la eterna noche, y los labios rojos como la misma sangre. Aquella mujer era la mismísima reina de las pesadillas y de las tinieblas. Aquella mujer fue condenada por causar el caos y el pánico por la villa, y por dirigir las pesadillas y a otros seres malignos. Su castigo fue permanecer encerrada en la Luna durante... ¡1.000 años!

Justamente antes de que fuera enviada a la luna, Pesadilla lanzó un hechizo sobre el pueblo. El hechizo era que el pueblo viviría en una pesadilla junto a monstruos, vampiros, brujas... Así fue como las criaturas tomaron el control del pueblo durante unos pocos años hasta que la situación se normalizó y todos se mezclaron. Con el paso de los años esa historia se desvaneció, pero siempre corría un rumor: «ese es de sangre pura» (cuando no eras descendiente de vampiros y otras criaturas).  

Era una preciosa tarde y el sol brillaba como el agua cristalina. El pueblo se estaba preparando para la noche de Halloween. Aquella noche el cielo estaba morado como las violetas de la eterna primavera y había un montón de calabazas naranjas como las hojas del otoño. Lo que no sabían los habitantes de la villa de Fuentes era que la Pesadilla volvería tras su castigo. Los niños estaban pidiendo caramelos y comiendo castañas. El hombre más anciano del pueblo salió de su casa y anunció que se deberían quedar en sus casas porque la Pesadilla llegaría de nuevo. Nadie hizo caso y  pensaron que eran cuentos de viejos. Cuando oficialmente llegó la luna llena, el cielo de la noche y la brillantez que resplandecía en la luna, se escuchó un trueno y todo el mundo quedó aterrorizado. No era un trueno cualquiera, era la llegada de la Pesadilla.

La Pesadilla les recordó la leyenda. La gente del pueblo la insultó y después desató una gran tormenta de eterna oscuridad, olvido y sufrimiento con toda su ira, siempre con su cara pálida como cuando nieva en una fría, bonita y tierna noche de invierno. Los habitantes del pueblo olvidaron todo y acabaron siendo horribles criaturas  o narradores de cuentos horribles encerrados y condenados a narrar la misma historia para siempre, es decir, condenados a volver a sufrir el mismo dolor, a abrir la misma cicatriz y a vivir la misma pesadilla cada vez que se abriera el cuento de nuevo. 

¡A lo mejor un día se libran de esta pesadilla!


Mar Pascual Soler
Escola Lluís Viñas i Viñoles, Móra d'Ebre


*Conte premiat en la categoria de primària en el XI Concurs de microrelats de terror 2020, organitzat per la biblioteca de l'Institut Cristòfol Despuig.

Les nines sense cap

 

 

Hi havia una vegada una nena que tenia moltes nines. Un dia se’n va anar de viatge i es va deixar les nines a casa. 

Van passar anys i anys i, com que la nena no tornava a casa, les nines es van arrencar el cap elles mateixes. Els caps van marxar rodolant i les nines, per aconseguir-los, van haver de viure una aventura terrorífica. Van haver de travessar llamps i, després, passar per ganivets voladors. A una nina se li va clavar el ganivet perquè no podia suportar esquivar els ganivets sense veure-hi, ja que no tenia el cap, però les altres van sortir vives, tot i que una mica ferides. Més tard van haver de passar pels ratpenats, vampirs i bruixes. Dues van quedar convertides en vampiresses, tres altres van quedar convertides en bruixes, una altra en mòmia, una altra en zombi i dues altres en esquelets!!! Una sola nina va sortir-ne viva i normal en la seva pròpia naturalesa. Va aconseguir trobar el seu cap i també la seva propietària, però aquesta ja s’havia comprat una nova nina, a la qual havia posat el nom de Salamandra. La Salamandra es va burlar de l’altra nina i li deia:

—Ets lletja, et penja el cap i no tens ni nom!

La nina li va respondre:

— Tu riu, riu, que ja veuràs el que et faré aquesta nit.

La Salamandra, rient, li va contestar:

- Tu, què m’has de fer, nina petita? El teu lloc és la caseta del gos.

La nina li va cridar:

—Aquesta nit és Halloween i et prepararé una aventura terrorífica com vaig preparar a les altres nines. Ha, ha, ha!

A la nit van aparèixer la zombi, la vampiressa, la bruixa i la nina mòmia. Entre totes van espantar la Salamandra, però, abans que marxés, li van tallar el cap, li van clavar punxons per tot arreu i, fins i tot, li van arrencar el cor. D’allí no en va sortir viva.


Mariona Pérez Bret
Escola Sant Miquel, Ascó


*Premi especial 1r cicle en la categoria de primària en el XI Concurs de microrelats de terror 2020, organitzat per la biblioteca de l'Institut Cristòfol Despuig.

El noi de negre


Hi havia una vegada, en un poble molt petit, un grup d’amics que esperaven impacients que arribés el dia de Halloween. Un dels nens tenia un germà que no tenia amics. Era el més petit del poble, de la seva edat només estava ell, i no podia passar la nit amb ningú, així que va anar amb el seu germà David.

Van decidir que anirien, casa per casa, a buscar caramels. Estaven emocionadíssims i nerviosos per omplir les butxaques dels dolços que fossin. Però de sobte, el més petit es va despistar i no trobava el seu germà. Quan estava començant a preocupar-se, va sentir passes uns metres més enrere. No es volia girar. —Què hi pot haver rere meu?— es preguntava. —Serà el meu germà?— es plantejava amb esperança.

Quan ja les preguntes li impedien continuar avançant, va decidir mirar. Va veure un noi tot vestit de negre corrent cap a ell. —Cames ajudeu-meeee!— va cridar. I va començar a córrer i es va amagar en un carrer.

En aquell precís instant, David es va adonar que el seu germà no estava i el van començar a buscar, però el noi de negre l’havia trobat abans i ja l’havia posat en un sac, l’havia portat a la casa més tenebrosa del poble i l’havia deixat enmig del rebost. El David, ja molt desesperat i ja plantejant-se la manera d’explicar-ho als seus pares, va veure una casa abandonada i va voler entrar per veure si trobava al més petit.

A l’entrar a la casa, tot estava fosc i es sentien cops. El David va seguir caminant i va veure unes escales cap baix i amb molta por va baixar i va veure una ombra que corria. Però els cops seguien escoltant-se, cada cop més forts. Estava tot ple de sacs, teranyines i brossa.

Ja desesperat, va seguir caminant i va veure un sac una mica més gran que els altres, el va obrir i va pegar un crit molt fort. Era un nen mort! En aquell moment, va pensar que el seu germà estaria en un d’aquells sacs. 

Molt nerviós i gairebé sense esperança, el David va veure una llum al final de la sala i va anar-hi ràpidament. Allí hi havia un sac, el va obrir i va veure que era el seu germà amb una corda a la boca, que li va treure ràpidament. Es van abraçar molt fort, però sense perdre gaire temps, perquè havien d’ intentar sortir d’aquell parany, però el noi de negre els va sentir i els va aturar.

Avui hi ha dos sacs més a la col·lecció.


Ferran Romera Puell
Institut Escola 3 d’Abril, Móra la Nova


*Conte premiat en la categoria de primària en el XI Concurs de microrelats de terror 2020, organitzat per la biblioteca de l'Institut Cristòfol Despuig.

El Halloween que ho va canviar tot


El dia de Halloween els nens i nenes van a fer “trick-or-treat”, però aquest any serà diferent...

De sobte, un home misteriós va trucant a les cases. Ell no demana caramels com la resta de persones, ell els ofereix.

A la nit els nens i nenes tornen a casa seva, mengen un sopar deliciós i després els caramels. Tots es comencen a trobar malament: uns tenen mal de panxa, els altres estan marejats i tots vomiten. Després de vint-i-quatre hores els símptomes desapareixen.

Els dies de boira, quan surten al carrer, els nens que van menjar caramels es converteixen en ZOMBIS! Éssers lletjos, blavosos, verdosos i amb pell arrugada. Cada cop que un zombi veu una persona sana, s’aproxima per darrere i li demana ajuda fluixet a l’orella. La persona que ho sent, els dies de boira, es convertirà en ZOMBI!!!

Passats quatre hiverns, els humans han desaparegut i el món és apocalíptic! Avui és Halloween i aquest any tot és DIFERENT!


Arlet Freixa Borràs
Ferran i Clua, Corbera d'Ebre


*Conte premiat en la categoria de primària en el XI Concurs de microrelats de terror 2020, organitzat per la biblioteca de l'Institut Cristòfol Despuig.

Retorn de la mort


Hola a tots, us vaig a contar com he tornat de morir: és una llarga història. Tot aquest succés per a mi és molt estrany. La veritat, no sé què em passava i tenia poders, ja ho descobriràs.

Tot comença un dia d’escola normal, però el rar ve quan és l’hora del pati, és a dir, quan esmorzen (això va passar abans de la quarantena). El meu amic Karol tenia un ganivet. Jo tenia por, me va acorralar i... ¡¡¡ME VA APUNYALAR AL COR!!!

Me vaig despertar al meu llit. Era el dia següent i tenia por de Karol i no em vaig apropar a ell. Per sort, ell tampoc se va apropar a mi. A la tarda quan vaig arribar de l'escola havia decidit no sortir fora al pati. Karol va vindre amb un altre amic, Izan; amb ell sí que confiava, ja que quasi mai me pegava o em feia alguna cosa dolenta. Izan i jo vam anar al parc. Allí em va donar aigua. Primer de tot, vaig mirar si tenia alguna cosa estranya: ¡¡¡ERA AIGUA ENVERINADA!!!

Un altra vegada me vaig despertar al llit. Havia decidit no anar a l'escola després de 48 minuts que l'escola comencés. La meva neboda va trucar aquell dia, ja que no tenia escola i es va quedar una estona a jugar, però sense adonar-me va agafar un ganivet i... ¡¡¡ME VA SEPARAR EL CAP DEL RESTA DEL COS!!!

Un altra vegada vaig despertar-me al llit i vaig fer com ahir: no vaig obrir la porta a ningú i no vaig anar a l'escola a la tarda. Llavors, vaig escoltar un soroll a la meva habitació i vaig veure que era el meu altre millor amic, que es deia Thomas. Com havia entrat? Vaig caure en un forat i em vaig morir perquè al final del forat hi havia... ¡¡¡UNA TRITURADORA!!!

Un altra vegada em vaig despertar i ara ja sé per què passava tot això. Crec que estic dins d'un bucle.


Pau Pocurull Leon
Escola Raval de Cristo

 

*Conte premiat en la categoria de primària en el XI Concurs de microrelats de terror 2020, organitzat per la biblioteca de l'Institut Cristòfol Despuig.

La nina diabòlica

Conta la llegenda que l’any 1980 hi havia un poble molt petit anomenat Rocaforta situat enmig d’unes muntanyes molt altes. Allí vivia una nena que es deia Leyla. 

Cada dia al matí anava pel carrer a comprar pa per a la seva mare; de sobte, va veure una botiga abandonada i a l’aparador hi havia una nina amb pèl ros, ulls blaus i vestit rosa. Un vestit d’aquells tan antics fets de ganxet. La veritat és que la Leyla en veure la nina en aquella botiga tan vella i fosca va sentir per tot el cos un calfred, però, amb la por al cos, se la va endur.

Quan la Leyla va arribar a casa li va ensenyar a la seva mare i li va dir que era molt bonica. Ella volia jugar amb la nina i de nom li va posar Alis. Quan va arribar la nit va començar a ploure i a fer trons i llamps, eren uns trons molt forts. En sentir aquella tempesta tan forta, la mare i la filla es van espantar. La mare li va dir que ja era a hora de dormir, però a la mitjanit la dona encara estava desperta perquè els trons i la por no la deixaven dormir, així que va anar a la cuina a buscar aigua. 

En aquell moment va sentir un soroll al pis de baix, cataclinc!, cataclinc! Era com si un vidre s’hagués trencat. De sobte va veure que era l’Alis que caminava sense sentit i anava tirant a terra tot el que trobava, però la mare va pensar que era la seva imaginació i va tornar a l’habitació. Un cop a dins, la nina diabòlica va començar un altre cop a caminar sola i va anar cap a la porta de l’habitació de la Leyla i va trucar molt fort, toc-toc! 

La Leyla va fer un salt del llit, es va despertar, va obrir la porta i va sentir com la suor freda li baixava per tota la cara. Al principi pensava que era la mare, però quan va obrir la porta no hi havia ningú. Poc després va tornar a sentir, toc-toc! La nena, ara sí, estava morta de por. Va anar corrents cap a l’habitació de la seva mare i li ho va explicar tot. Ella no la va creure, però es va girar i es va trobar la nina al davant amb un martell, dient: —Soc Alis, vols jugar amb mi?

La mare ràpidament la va agafar, la va tancar dins d’una capsa i per damunt va posar cinta adhesiva. L’endemà van anar a veure la capsa per llençar-la a les escombraries però no estava. De cop i volta, l’Alis va aparèixer darrere de la Leyla amb una motoserra. La nena va començar a córrer i la mare li va dir que s’amagués, i així ho va fer. Va trucar a uns experts perquè l’agafessin i la tanquessin. La Leyla estava paralitzada per la por i sentia com la nina diabòlica li deia: —Leylaaaaa, on ets? Vols jugar amb mi? No et faré mal!

Els experts van arribar ràpidament i la van poder agafar. La van posar dins d’una caixa forta i li van ficar mil cadenats perquè no pogués escapar. Ara que és l’any 2020 es diu que la Leyla té quaranta anys i la seva mare seixanta i que la nina diabòlica s’està podrint dins d’aquella caixa forta. Aquesta llegenda és tan veritat que potser mai no ha passat.


Leonor Nomberto Fernández
Escola Xerta 

 

*Conte premiat en la categoria de primària en el XI Concurs de microrelats de terror 2020, organitzat per la biblioteca de l'Institut Cristòfol Despuig.