Me acosté tarde, pues tenía mucho
trabajo, y no tardé en dormirme. Aquella noche veía a un hombre (
siempre soy el que mira, nunca el que sufre los daños). Aquel hombre
me resultaba familiar, no sabía por qué, era un hombre alto,
corpulento, de cabeza cacha y mirada seria. Su pelo era corto y
oscuro. Se veía que lo llevaba limpio, igual que su inmaculado
traje. Estaba en medio de la calle, tranquilo, andando hasta que de
repente empezó a correr. Yo no entendía el porqué e intentaba
gritarle, preguntarle que le pasaba, ayudarle. Entonces lo vi. Era
enorme, como un perro de los grandes pero aumentando dos veces su
tamaño. Y le perseguía, perseguía al hombre a gran velocidad y sin
parar. Estuvieron así durante lo que a mi me pareció una hora
entera hasta que llegaron a un descampado. El hombre, que ya le
llevaba muy poca ventaja a la bestia, se escondió, jadeando, detrás
de unas rocas. La bestia llegó poco después. Al principió se quedó
quieta, buscando con la mirada a su presa, luego pareció oler algo y
se lanzó directa hacia las rocas. Lo que pasó después lo recuerdo
vagamente. Solo podía ver sangre y más sangre salpicando las rocas.
Justo después me desperté sudado y exaltado. Pensé que solo había
sido una pesadilla así que me volví a dormir.
La sorpresa vino por la mañana cuando
me enteré de que habían encontrado a un hombre descuartizado en un
descampado cerca de la ciudad. Casi me caigo de la silla del bar
donde me encontraba. Me puse pálido, pagué el café y me fui a
casa. Allí recordé al hombre, era el trabajador de un banco que no
quiso darme un crédito la semana pasada.
Desde entonces no ha parado. Cada dos
noches tengo una pesadilla horrible que se hace realidad. He soñado
con gente que salta de edificios sin más, que cruza la calle y es
atropellada por un camión, que se ahoga en su propia bañera o que
se electrocuta. Y los conocía a todos.
Estaba a punto de saltar como hizo el
último cuando en un sueño pasó algo distinto. Todo era oscuro y se
oía una voz.
- Ni se te ocurra hacer lo que te
propones. Ahora nosotros te controlamos. Aunque saltaras de un
edificio de cincuenta pisos sobrevivirías. No te enfades, no temas,
si al fin y al cabo lo hacemos por ti. Matamos a los que te molestan.
Y no, no es culpa tuya, tu solo lo ves. Así que sigue durmiendo y
nosotros mataremos por ti.
Eso fue todo. He intentado dejar de
dormir pero siempre acabo por dormirme. He intentado suicidarme pero
siempre sobrevivo. No puedo hacer nada. Y lo peor es que no se quien
será el siguiente.
Laura Pallarés
Institut-Escola Daniel Mangrané
*Conte premiat en la categoria primària en el IV Concurs de microrelats de terror 2013, organitzat per la biblioteca amb el suport dels departaments de Català, Castellà i Llengües estrangeres de l'Institut Cristòfol Despuig.
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