Una calle vacía, las siete de la tarde, la gente en los bares con gafas vintage y jerséis de los cincuenta, yo con mi ipod encendido caminando de regreso a casa, Gràcia iluminada con luces navideñas. Una chica bella pasa rozándome intentando hacerse un hueco entre la multitud consumista de estas fechas, su pelo castaño cae sobre su blanco abrigo, sus ojos brillan a la luz multicolor de su rostro pálido y sereno.
Un intento falso de encontrar la llave correcta, entro en el tronado ascensor cuando de repente esa linda muchacha entra en el mismo. Yo pensando en mis malditas vacaciones solo y con repugnancia de una nochebuena en ese solitario piso cenando canelones del súper, pavo pre-cocinado y un champán barato, mirando el especial navideño de “La 1”.
De pronto mis azulados ojos se dirijen a entrecruzarse con los de la muchacha, ella acepta, me sonríe dulcemente.
-Hola, me llamo Elvira, soy la nueva vecina.
-Buenas, yo soy Mateo.
-Encantada, ¿en qué piso vives?
-Yo en el 3º B. ¿Y tú?
-En el 5º B .
-¡Genial!
Mi mente no podía pensar en qué demonios decirle, sólo pensaba en ese esbelto y albino rostro que aguardaba dos sonrojadas mejillas y esos delicados y carnosos labios. Para más problemática sólo le faltaba a mi mente ese delicioso perfume de frutos silvestres.
¡Invítala a cenar idiota, la vida se resume en aprovechar las más irracionales oportunidades!-repetía continuamente mi mente-.
Eso mismo hice, un poco bruscamente:
-Disculpa, ¿tienes algún modo de conocerme mejor durante una improvisada cena?
-Oh... Pues... La verdad... me encantaría aceptar.
En ese mismo instante sus tiernos labios se fueron a encontrar con los míos y un intenso beso con sabor a menta con una pizca de chocolate bajo el irónicamente chirriante ascensor con el fluorescente parpadeando románticamente se desenvolvió.
Se abrió el ascensor y el vecino del 5º A nos sorprendió con un guiño simpático y cuando salimos me dio una palmadita en la espalda.
Abrió muy deprisa la puerta del humilde pero a la vez espacioso y acogedor inmueble y me invitó a entrar .
-¿Qué podemos preparar para cenar?-me murmuró al oído-
-No me importa... ¿Qué te apetece?-le dije-
-Bueno si quieres podemos comer un delicioso postre que compré esta tarde.
Para mi sorpresa empezó a descubrir su verdadera e inmaculada belleza de doncella de 21 años. Directamente el cuerpo y la pasión empezaron a hacer sus deberes y besos y caricias juntamente con gritos de placer culminaron en el climático orgasmo. Me dirigí al cuarto de baño, durante la acción noté un mordisco en el cuello. De repente mi cuerpo se volvió pálido y mi cara empezó a volverse de mármol. En un instante apareció ella con mirada vacía y unas alas de ángel. Unos colmillos se asomaban, era un demonio de piedra, ambos lo éramos...
Un intento falso de encontrar la llave correcta, entro en el tronado ascensor cuando de repente esa linda muchacha entra en el mismo. Yo pensando en mis malditas vacaciones solo y con repugnancia de una nochebuena en ese solitario piso cenando canelones del súper, pavo pre-cocinado y un champán barato, mirando el especial navideño de “La 1”.
De pronto mis azulados ojos se dirijen a entrecruzarse con los de la muchacha, ella acepta, me sonríe dulcemente.
-Hola, me llamo Elvira, soy la nueva vecina.
-Buenas, yo soy Mateo.
-Encantada, ¿en qué piso vives?
-Yo en el 3º B. ¿Y tú?
-En el 5º B .
-¡Genial!
Mi mente no podía pensar en qué demonios decirle, sólo pensaba en ese esbelto y albino rostro que aguardaba dos sonrojadas mejillas y esos delicados y carnosos labios. Para más problemática sólo le faltaba a mi mente ese delicioso perfume de frutos silvestres.
¡Invítala a cenar idiota, la vida se resume en aprovechar las más irracionales oportunidades!-repetía continuamente mi mente-.
Eso mismo hice, un poco bruscamente:
-Disculpa, ¿tienes algún modo de conocerme mejor durante una improvisada cena?
-Oh... Pues... La verdad... me encantaría aceptar.
En ese mismo instante sus tiernos labios se fueron a encontrar con los míos y un intenso beso con sabor a menta con una pizca de chocolate bajo el irónicamente chirriante ascensor con el fluorescente parpadeando románticamente se desenvolvió.
Se abrió el ascensor y el vecino del 5º A nos sorprendió con un guiño simpático y cuando salimos me dio una palmadita en la espalda.
Abrió muy deprisa la puerta del humilde pero a la vez espacioso y acogedor inmueble y me invitó a entrar .
-¿Qué podemos preparar para cenar?-me murmuró al oído-
-No me importa... ¿Qué te apetece?-le dije-
-Bueno si quieres podemos comer un delicioso postre que compré esta tarde.
Para mi sorpresa empezó a descubrir su verdadera e inmaculada belleza de doncella de 21 años. Directamente el cuerpo y la pasión empezaron a hacer sus deberes y besos y caricias juntamente con gritos de placer culminaron en el climático orgasmo. Me dirigí al cuarto de baño, durante la acción noté un mordisco en el cuello. De repente mi cuerpo se volvió pálido y mi cara empezó a volverse de mármol. En un instante apareció ella con mirada vacía y unas alas de ángel. Unos colmillos se asomaban, era un demonio de piedra, ambos lo éramos...
Balthasar Añasco (pseudònim)
*Conte premiat en la categoria de Batx i CF en el IV Concurs de microrelats de terror 2013, organitzat per la biblioteca amb el suport dels departaments de Català, Castellà i Llengües estrangeres de l'Institut Cristòfol Despuig.
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