20 de desembre del 2012

Una muerte dolorosa


Caí enfermo y al otro día estaba ardiendo en fiebre. Tuve la mala suerte de que era el día de Halloween. Como mis padres estaban de viaje y estaba en casa de mis abuelos, pero ellos estaban en casa de unos amigos, tuve que llamar a mi tía y decirle que viniera a casa porque no me encontraba bien. Se oían unos ruidos muy extraños cuando hablaba con ella, no sé por qué, pero ella tenía un tartamudeo extraño al hablar. Le pregunté si se encontraba bien y les dije que si era mucha molestia venir a cuidarme que se quedara en casa y yo llamaría a mis abuelos para que vinieran urgentemente.

Se tomó su tiempo para contestar y finalmente respondió:

-Tran...qui...lo..., enseguida vo...y para allí...

Yo preocupado y asustado me molesté en obligarla a quedarse en su casa. Pero ella siguió insistiendo hasta que al final se presentó en mi casa.

-¿Se puede pasar?- dijo al otro lado de la puerta de mi habitación.

-Al fin has llegado tía. -dije yo asustado al ver que ella estaba cubierta de un líquido extraño y verde.

Me callé y no le dije nada porque me pensaba que quería hacerme una sorpresa con su nuevo disfraz de Halloween. Me preparó una taza de té y unas galletas de chocolate, me iba tomando la temperatura para ir controlando que no me subiera la fiebre, pero siempre callada sin decir nada como si estuviera prohibido hablar.

Estaba un poco cansado, así que me puse a dormir un rato. Más tarde me desperté a causa de un olor extraño que procedía de la cocina. Me levanté de la cama y fui a ver qué sucedía. De aquel disfraz extraño lleno de viscosidad verde se formó un espíritu y estaba haciendo una especie de ritual con mi tía sujetada a las patas de la mesa como si quisiera sacrificarla. Yo me lancé decidido a salvar a mi tía y ese monstruo cogió una sartén y me dio en toda la cabeza. Ahora solo recuerdo eso.

Mis abuelos me han contado que llegaron a casa y solo estaba yo desplomado en el suelo de la cocina e inconsciente. Yo, por supuesto, lo primero que les pregunté fue que dónde estaba mi tía y ellos me contestaron:

-Lo sentimos mucho, pero tu tía fue encontrada muerta en tu habitación sin cabeza y cubierta de una viscosidad verde.

Destrozado y asustado por la noticia me puse a dormir para que se acabara toda esta pesadilla.


José Luis González Sauque


*Conte premiat en el III Concurs de microrelats de terror 2012, organitzat per la biblioteca amb el suport dels departaments de Català, Castellà i Llengües estrangeres de l'Institut Cristòfol Despuig.