20 de desembre del 2012

La última nota de Sofía


Ese edificio me atrajo en el mismo momento que pisé esos caminos principales que conducían únicamente hacia la puerta principal. Enseguida supe que mi búsqueda había acabado. Allí la tenía en frente de mí: vieja, envuelta en ese majestuoso pinar que desprendía un olor tan familiar que casi me dejo llevar.

Oí muchas historias sobre esa casa, donde fueron pasando una serie de crímenes muy sangrientos que dejaron cadáveres por todas partes. La señora Mercedes, la de la inmobiliaria, me dijo que esa casa no la pudieron vender en siglos y que si me decidía comprarla debía de ser una valiente, porque todas las personas que tuvieron la mala suerte de pisar ese territorio estaban malditas para siempre.

Me la compré sin pensármelo dos veces, porque yo era mujer de principios y no me rendía por una simple maldición. Mis visitas al pueblo me parecían eternas y algo incómodas. Todos me miraban con cara de espanto i siempre se guardaban lo que de verdad me querían decir.

Mi vida estaba muy bien hasta que una noche caí rendida en la cama y me desperté a las cuatro de la madrugada, después de que alguien me empezara a susurrar al oído. Cuándo me quise dar cuenta, esa voz asustada pero al mismo tiempo tan fuerte desapareció.

Y de repente sentí en mi cuello una respiración fría y caliente a la vez, la que me lleno las venas de adrenalina y de miedo que por un momento me paralizó.

Salté disparada de la cama y vi en la esquina un hombre alto, hermoso y muy esbelto mirándome a los ojos fijamente, dejándome una cosa clara: el verdadero miedo solo acababa de empezar.

Esa noche no pegué ojo, igual que me paso con las demás noches de las próximas dos semanas.

Después de tres meses viviendo en la casa no tuve más visitas inesperadas hasta que un mediodía preparando la comida me hice un corte sin importancia y al cabo de unos instantes una señora con una vestimenta inusual se me iba acercando cantándome la misma canción:

«Cuando el reloj toque las doce, tu sangre correrá,
cuando el reloj toque las doce, tu sangre correrá...».

Agarró un cuchillo del cajón y empezó a reírse con una risa sicópata. Empezó a seguirme y yo corrí con todas mis fuerzas y lo primero que se me acudió es esconderme en el armario.

Estando allí a salvo, intenté llamar a alguien pensando que lo peor ya había pasado. No tenia cobertura, así que me quedé allí un buen rato hasta que la loca del cuchillo me encontró, me saco y en mi último intento de escapar, sentí como algo atravesaba mi corazón y caí al suelo.

Las agujas del reloj estaban señalando las doce y entonces empezó a caerme la sangre. Así acabo mi historia. Lo que empezó siendo una simple mudanza pasó a ser un crimen. Me quería perder y mi deseo se cumplió, nadie no volvió a saber de mi ni yo sé dónde estoy ahora.

Atentamente,

Sofía


Olívia Stoicev


*Conte premiat en el III Concurs de microrelats de terror 2012, organitzat per la biblioteca amb el suport dels departaments de Català, Castellà i Llengües estrangeres de l'Institut Cristòfol Despuig.