No solo he imaginado esos juegos; también he meditado sobre la casa. Todas
las partes de la casa están muchas veces, cualquier lugar es otro lugar.
Todo estaba repetido, yo creía que infinitas veces, pero no. Cada estancia
tiene dos puertas.
Al salir por la segunda puerta, te encuentras otra vez en la misma
habitación.
Decidí seguir adelante en lo que parecía ser un camino sin retorno, seguí
abriendo puertas y puertas y puertas hasta que llegué a la séptima sala y
observé sorprendido que solo había una puerta, la de entrada. Empecé a deshacer
el camino y poco a poco comprendí que todos los cuartos estaban repetidos el
mismo número de veces.
¿Era un juego o era realmente la realidad?, ¿quizá se trataba de un sueño?
De todas maneras tenía que intentar encontrar la salida de al que aquel lugar
en el que había aparecido y no sabía por dónde había entrado.
Ya mareado de tanto entrar y salir y de tantas estancias repetidas y cuando
finalmente me estaba a punto de dar por vencido, al salir de una habitación vi
una puerta diferente, mucho más grande al resto, mi corazón latía muy deprisa
de emoción, gozo y felicidad en lo que creía que era la puerta de salida. Con
las manos temblorosas y con miedo de que no pudiese abrirla, giré la manilla de
la puerta y la abrí lentamente, con los ojos muy abiertos descubrí que la sala
que se hallaba ante mí no era otra sino la primera habitación en la que había
aparecido.
Cerré los ojos, agotado, esperando que al abrirlos no me encontrara dentro
de aquel terrible laberinto. No sé si dormí durante minutos, horas o días, pero
cuando abrí los ojos seguía en aquel lugar maldito que no tenía fin.
Òscar Roca Calbet, 4t ESO
Guanyador de 4t d'ESO del concurs de redacció Borges Babel, organitzat pel departament de Castellà el curs 2016-2017.
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