11 de juny del 2013

Greguerías ilustradas

Os presentamos las greguerías ilustradas que han elaborado los alumnos de 2.º ESO A y que hemos publicado en formato de libro digital.



Las greguerías son un género literario que consiste en juegos de palabras humorísticos que encierran metáforas. Su inventor, Ramón Gómez de la Serna (Madrid, 1888 - Buenos Aires 1963), fue un escritor y periodista vanguardista español que posee una obra literaria extensa (ensayo, biografía, novela, teatro), pero es conocido sobretodo por ser el inventor de éste género literario.

Este año se cumple el 50 aniversario de su muerte y, como homenaje, desde la biblioteca del Institut Cristòfol Despuig y en colaboración con el departamento de Castellà y de Educació visual i plàstica, hemos organizado un concurso.

De entre un listado de 20 greguerías del genial escritor, los alumnos trabajaron de forma individual o por parejas. Primero eligieron una de ellas, confeccionaron un esbozo inicial y después lo colorearon, tomando el rotula-dor como herramienta principal.

El trabajo titulado «Las gaviotas nacieron de los pañuelos...» de Olivia Stoicev y Corina Tabirta ha resultado el ganador del concurso.

Resultaron finalistas los trabajos «El canto de los pájaros...» de Víctor Ramos y «El tenedor es el peine de los tallarines» de Amar López y Noureddine En Nouny.

La entrega de premios se hará efectiva el dia 14 de junio, en el transcurso de la fiesta de final de curso.


Font: departaments de Castellà i Educació visual i plàstica.


4 de juny del 2013

La petite fleur voyageuse




Il était une fois, une fleur qui voyageait d’un pays à l’autre autre. La route du Maroc à l’Espagne fut son dernier voyage.

La petite fleur était très triste parce qu’elle savait qu’elle ne verrait ses amies que l'été suivant. Mais, elle était aussi un peu contente parce qu'elle allait connaître de nouveaux amis, de nouveaux professeurs et une nouvelle vie.

Alors notre petite fleur a préparé les bagages nécessaires pour son voyage. Cette fleur a traversé la mer pour arriver en Espagne, mais elle n'est pas arrivée tout de suite  à la ville  où elle allait habiter. Cette ville est très  jolie et se trouve dans une région qui s'appelle La Catalogne. La ville dans laquelle elle doit se  planter notre petite fleur s'appelle Tortosa, plus exactement dans un colline qui s'appelle Cristòfol Despuig, la fleur était très contente d'être l’une d'eux. Les professeurs sont très gentils, les élèves aussi, tout le monde est heureux.

Aujourd'hui cette petite fleur ne peux pas abondonner cette nouvelle vie, car elle y est habitulluée.

Est-ce que vous connaissez cette petite fleur?

Elle s'appelle Chaymae.



Chaymae El Ouahi



*Conte premiat en el Concurs de contes breus 2013, organitzat per l'Institut Cristòfol Despuig, en la categoria d'alumnat d'ESO.

Fin del mundo



















Camino hacia la biblioteca de la ciudad, a un paso ligero, en busca de la tranquilidad que no consigo tener en casa. Prefiero estar allí antes que estudiar bajo los ruidosos gritos de mi madre, que impiden que pueda relajarme. Mientras cruzo miradas con gente que probablemente no volveré a ver, llevo puestos los cascos en los que escucho una canción de Justice llamada Civilization.

Justo cuando el semáforo de peatones se pone en verde algo me detiene. El viento arrastra con él un familiar aroma a campo, a fuego, a humo, a quemado. Siento un irritante calor que me hace sudar como si fuera verano, mi respiración empieza a averiarse y toso sin poder evitarlo. Rápidamente me llevo una mano a la nariz y la otra a la boca.

En unos segundos el tráfico se dispara y los coches aceleran sin dudar, saltándose el semáforo en rojo. Confusa, me giro hacia la larga cola de vehículos. Al final de la avenida, veo una gran columna de humo que asciende al cielo, así convirtiéndolo en una alfombra gris. Me quito los cascos en el acto. Gritos de gente horrorizada y cláxones de vehículos eran ahogados por mi música; la ciudad está llena de pánico.

No sé qué hacer ni cómo reaccionar, sólo sé que debo correr pero... ¿hacia dónde?

Antes de que pueda responderme a esa pregunta un coche sube en la acera barriéndome el paso. Freno en seco. El copiloto baja la ventanilla velozmente.

- ¡Sube, rápido! - Grita dirigiéndose a mí.

Mis padres siempre dicen que no me fíe de los desconocidos pero, ¿qué otra opción me queda? Abro la puerta, me lanzo al interior y antes de que pueda cerrarla el coche arranca.

- ¿Estás bien? - Dice el mismo chico que me había gritado.
- Sí... gracias.

Parece tener unos años menos que yo, unos dieciocho. Su cabello es el más oscuro que he visto en mi vida, sus ojos en cambio, son los típicos castaños oscuros tan vistos por la zona. Me sonríe despreocupado como si no estuviera pasando nada.

- Me llamo Ethan, éste es mi padre Kyle.

- Yo soy Dahlia.

- ¿Tienes idea de qué está pasando?

- No... - contesto con una voz casi inaudible.

- Ya veo...

Ethan, situado en el asiento delantero, se gira hacia mí y me ofrece su móvil. Kyle continúa concentrado conduciendo.

- Llama a tus padres y hazles saber que estás bien.

Rechazo su oferta y saco de mi mochila mi móvil. Primero, llamo a mi madre.

- No hay respuesta. - digo mientras cuelgo.

- No te rindas, llama a tu padre.

Busco el número en la memoria del móvil y llamo. Espero unos segundos y de nuevo, mi padre no contesta.

- Tampoco...

Sin poder evitarlo, suelto una lágrima y cuando realmente me doy cuenta de que estoy llorando me dejo llevar por los sollozos.

- Eh, eh, eh… no llores bonita. Seguramente estarán bien. ¿Por qué no pruebas a llamar a alguien más? Oye, no llores… o vamos: me harás llorar a mí también.

No le contesto y actúo directamente. Me dispongo a buscar en mi agenda de contactos a alguien cuando un nombre me llama la atención. Decido marcarlo sin decirle nada a Ethan.

- ¿Dahlia? Dime que estás viva...

- ¡Eve! - digo entre sollozos. - Sí, sí lo estoy.

- Relájate un poco por favor... Tranquila... ¿dónde estás?

Sus palabras consiguen calmarme y esta vez hablo con una voz más clara.

- Estoy... - Ethan me observa mientras hablo.- Estaba andando hacia la biblioteca cuando de pronto vi mucho humo y fuego y... casi no podía respirar. Fue justo entonces cuando un hombre y un chico me ofrecieron subir a su coche. Ahora estamos saliendo de la ciudad.

- Yo... lo he visto todo desde la ventana de mi casa, la ciudad se está convirtiendo en un mar de lava. Nadie sabe de dónde ha salido. Estoy en un edificio con mucha gente. Hay un instructor que nos da órdenes. Nos han dicho que está ocurriendo a todo el mundo a la vez.

- Mis padres no contestan, Eve.

- Bueno... tu casa estaba cerca de la lava. No te preocupes Dahlia, el mundo no puede terminar tan pro...

-¿Eve? ¡Eve!

La última palabra de Eve se queda a medias, dejando la línea del móvil con un pitido largo. ¿Habrá muerto?



Àngela Cartil



*Conte premiat en el Concurs de contes breus 2013, organitzat per l'Institut Cristòfol Despuig, en la categoria d'alumnat d'ESO.

La llum de Cambridge



























Les set de la tarda, 13 de gener. És tot fosc, a penes veig el que em rodeja amb aquells alts i lluminosos fanals, que, en la meva soledat i foscor, s’han tornat petits i lúgubres. Fa hores, per no dir dies, que porto aquell maletí pegat al meu cos, com si ja fos un ós més del meu esquelet.

Segueixo caminant, les distàncies entre fanal i fanal s’allarguen, cada vegada pateixo més per arribar al següent refugi de tènue llum... Però, no en trobo més, s’han acabat, alguna cosa passa. Igual s’ha acabat el carrer, la via o la ciutat... O igual estic a la fi del món. Potser si camino unes passes més arribo al no-res, igual caic per un precipici, igual desaparec... O igual no passa res i són les meves pròpies paranoies que s’apoderen de mi. No ho sé, i la millor manera de saber-ho és comprovant-ho.

He caminat unes cinc passes més i tot segueix igual, segueixo d’una peça. L’únic que ha canviat és la distància que hi ha ara entre on estic i l’últim fanal, que cada vegada es divisa menys, i menys, i menys... Per sort sé que segueixo viu, que només estic als afores d'aquella misteriosa ciutat amb el meu maletí. No queda molt perquè el negre total vesteixi aquella llumeta del mateix color i quedi del tot a la penombra de la nit.
Miro al cel. Avui la lluna i les meves amades estrelles s’han adormit, i no han sortit encara. O igual no volen estar amb mi, quan més ho necessito. Baixo el cap, ja que no hi ha res a veure al cel, ara mateix. Agafo la meva pesada motxilla i el meu maletí, i segueixo caminant. Encara em queda suficient valor per a infiltrar-me encara més en la foscor, fins arribar a Manchester, o si em desvio, a Liverpool. O fins i tot, caure per l’únic precipici que hi pot haver: el final de la meva amada Anglaterra, i no el de la fi del món.

Torno a mirar al cel. Ha sortit una estrella! Per fi la meva amada estrelleta ha decidit sortir, encara que sigui sola, per a fer-me companyia. És l’única llum que tinc, i em fa molta falta. No em puc queixar, té la mateixa llum que aquells fanals que fa estona he deixat enrere. Noto que alguna cosa em rellisca, i no pot ser la motxilla, que està ben fixa a la meva espatlla. La culpa no la té ella, no se la mereix. En canvi, el maletí sí, ja que m’està relliscant pel pit, cames avall, fins arribar al terra. No tinc res per a buscar-lo, ni llanterna, ni mòbil, ni res. No venia d’excursió, només estava fugint. El meu apreciat maletí de cuir negre ha caigut a terra i, per desgràcia, s’ha obert. Tot el que havia a dins, el motiu pel qual vaig fugir de Cambridge, ara està escampat per un sòl ple de gespa. Gespa molt suau, per ser hivern.

Fa molt de fred, la rosada de la herba ho delata. Però no me he acotxat a notar freda gesta, sinó a agafar aquells papers. Alguna cosa ha passat, que han desaparegut. Ja no estan al terra, han desaparegut... I la meva estrelleta també. Què he fet per a merèixer quedar-me sol? He perdut el motiu pel qual camino a les fosques i la meva esperança m’ha abandonat. Ja no sé què fer. Ara mateix estic en una lluita interna. Què fer? Continuar caminant en les fosques sense cap motiu o tornar a Cambridge? Per sort estic a temps, potser. La distància que he recorregut per ara són unes tres milles. Hauré trigat una hora per a vidre fins a on sóc, per a res, i trigaré una altra hora per arribar allà.

Miro al cel. La meva estrella segueix sense sortir. Segurament tenen por i els meus pensaments fan que jo la tingui també. Per una hora sencera, se m’havia oblidat de què o de qui fugia, i per què. Cambridge estava allà, i aquella cosa volia els meus apreciats i ja perduts papers. Si tornés a la ciutat, m'hauria d'enfrontar a aquell monstre per una cosa que no tinc. Per això fugia de les meves pors, amb la meva motxilla i el meu maletí. I en teoria, la meva estrelleta.

Decideixo seguir caminant. Un so tan tènue com aquelles llums sona. És el meu rellotge que marca les nou en punt. Noto una presència darrere meu. Corro, em turmenta estar allà perdut, en el negre de la foscor, i acompanyat d’algun ésser que no puc veure. Al córrer he ensopegat amb alguna cosa, una pedra, potser. Igual la llum està tornant o igual la meva vista s’està acostumant a la foscor, però estic divisant la silueta de la segona presència que està allà. Jo sóc la primera, és clar. I el que els meus ulls divisen no és humà. Aquella cosa no humana estarà a unes set passes de mi, i no es mou. M’està mirant fixament. Silenciosament, m’aixeco sense espolsar-me i agafo la meva motxilla que per sort no he perdut. També agafo el meu maletí buit, no m’he oblidat d’ell. No faltarà molt per arribar a Cambridge, una milla, potser. A una distància prou considerable d’aquella misteriosa criatura, començo a córrer. Aquella cosa ha deixat d’estar quieta i ara camina. Cada vegada s’apropa més a mi, m’estic rendint. Una passa de la seva són tres de les meves. M’he cansat de fugir, no és la solució. Ara m’he girat i he agafat aire.

-Què vols? No em segueixis, bèstia!- li dic. Espero una resposta humana, en el meu idioma, a poder ser. Però l’únic que escolto és el silenci de la nit.

–Fuig de mi, no tinc cap paper, vés a la teva foscor, si els vols!

La estranya bèstia segueix sense respondre, sense parlar, sense moure’s. De nou, començo a córrer, ara amb més forces, amb més esperances. Al final d’aquell negre horitzó es veu un puntet blanc. No es mou, en aquest paisatge vestit de negre l’únic que es mou sóc jo, o això sembla. El puntet es fa més gran. Aquest puntet, és, és... És la meva amada estrelleta! Ha deixat de banda a les seves companyes per a donar-me tota la força que no m’ha donat durant tot el meu trajecte. Ara, aquesta descendeix al terra, s’està transformant. S’ha convertit en uns papers, en els meus papers. Estan apilats, per ordre. Sembla màgic.

Sense perdre temps, els agafo i els fico en el meu maletí de color cuir negre, com la resta de paisatge que tinc al meu front, sota els meus peus, darrere i al damunt meu. Aquella cosa no ha deixat de seguir-me.

-Grrr- s’escolta. Aquella cosa ha estat esperant que els agafés i ara es manifesta. També es manifesta un munt de llum, tornen a haver-hi fanals encesos i aquesta vegada brillen amb tota la potència que poden.

Torno a ser a Cambridge i aquella bèstia, igual que el negre total de les fredes afores, han fugit. He guanyat?

De cop i volta, surten dos llums del no-res, que ara es diu carrer. També surt un parabrisa, un mirall, una cabina i un maquinista. Un tren va de cara a mi i jo estic al mig, no em dóna temps a sortir del mig. M’ha arribat l’hora. Les coses que creies que estarien al teu abast són les que ara se t’escapen com l’aigua d’una aixeta entre els dits, impotents.

-Senyor, hem arribat a la seva parada.

-Pare, desperta. El tren ha arribat a Cambridge.

-Gràcies per despertar-me, Estrella.

-Tingui el seu maletí, pare, és molt important que no desaparegui del vostre costat.


Eduard Subirats



*Conte premiat en el Concurs de contes breus 2013, organitzat per l'Institut Cristòfol Despuig, en la categoria d'alumnat d'ESO.

Un final inesperat


















No era un matí més. Alguna cosa em deia que avui era un dia especial, però no sabia què. Em vaig llevar com cada dia a la mateixa hora, amb el singular soroll del meu despertador, l'himne del meu equip de futbol. Em vaig asseure a l'espona de meu llit gran, confortable, situat en una àmplia habitació càlida i il·luminada.

Van colpejar la porta de casa la meva habitació i vaig mirar sorprès el rellotge. «Qui em molesta tan d'hora?», em vaig preguntar. Llavors vaig reconèixer immediatament la veu de l'impetuós Cristian cridant: «Senyor Martínez! , desperti's!». Vaig enfonsar el cap sota el coixí, amb l'esperança que marxés, però va insistir fins que no vaig poder més. «Entra i deixa de cridar com un boig!», vaig respondre malhumorat mentre llançava el coixí a terra.

Cristian, el meu secretari, amb la veu entretallada, em va dir que per fi ja teníem els resultats, que per fi, ho havíem aconseguit. Era el 27 d'abril del 2050 i després de molts intents frustrats havíem aconseguit que la clonació humana fos un fet. El clon que havíem creat havia obert els ulls i estava conscient.

No era hora de romandre al llit, era el moment de passar a l'acció. Per tant, vaig baixar al laboratori i vaig anar per feina. Volia veure amb els meus propis ulls el resultat de tants anys d'esforços. I no vaig quedar decebut.

El primer que se'm va acudir va ser trucar als mitjans de comunicació, per tal de fer-los arribar la bona notícia. Volia un article a la primera pàgina dels principals diaris del país. Com tenia bons contactes, ho vaig aconseguir de seguida.

Aviat van trucar a la porta i van acudir un munt de periodistes. Tots em volien entrevistar. Jo estava emocionat. El telèfon no parava de sonar. En Cristian anava atabalat de tantes trucades. Els periodistes volien un reportatge en exclusiva i es barallaven com a llops oferint-me diners. Jo no sabia què fer. Els diners eren importants, em podrien permetre seguir investigant una temporada sense patir pel pressupost, però, no era millor parlar amb tots els periodistes i donar més difusió al meu descobriment?

Mentre intentava decidir entre els diners i els titulars arreu del món, un periodista va començar a fer fotos amb el flaix a través del vidre que ens separava del meu experiment i de sobte, de la sala on estava, va aparèixer l'humà clonat, una còpia exacta de mi mateix.

L'altre jo —el meu clon— estava enfurismat per la llum del flaix i de tant d'enrenou que hi havia i va ja des d'un principi va posar de manifest que no només tenia les meves bones qualitats, sinó també les dolentes.

En veure la mala disposició del clon envers els periodistes, aquests van decidir afalagar-lo. De seguida va passar a ser el centre d'atenció de tothom i jo em vaig quedar en un racó sense que ningú em fes cas.

Qui s'ho havia de pensar. Tants d'anys de recerca esperant el moment de revelar els meus èxits i el clon es va quedar amb tota la fama.


Marc Pitarch



*Conte premiat en el Concurs de contes breus 2013, organitzat per l'Institut Cristòfol Despuig, en la categoria d'alumnat de batxillerat.

Què mires, oh bell Narcís...


















-Ho veig i no m'ho crec: tinc un cabell blanc!
-Tenim, voldràs dir.
-Sí, tenim.
-Saps què vol dir això?
-Què?
-Que ens fem grans, que ja no som joves.
-Els éssers humans tenim entre cent mil i cent cinquanta mil cabells al cap. No vindrà d'un.
-Fixa-t'hi bé. Vols dir que només en tenim un?
-L'aigua està tèrbola. No en veig cap més.
-Si no el veus, aviat el veuràs. Aquest deu ser el primer.
-El primer? Què insinues?
-Que després del primer va el segon i després del segon el tercer...
-Ben pensat, els cabells blancs fan interessant, diuen, i atractiu.
-Uns quants, potser sí, però cent cinquanta mil...
-Ai, me moriria!
-Morirem, Narcís. No tingues cap dubte: morirem.


Albert Aragonés Salvat


Aquest conte està inspirat en l'emblema 5 del llibre Atheneo de grandesa (1681), de Josep Romaguera. Romaguera aprofita la imatge mitològica de Narcís agenollat mirant-se reflectit a una font i és precisament de la narració de les Metamorfosis d'Ovidi d'on pren el lema Fallit imago ('La imatge enganya'): «Iste ego sum! Sensi; nec me mea fallit imago: / uror amore mei, flammas moueoque feroque». Ovidi (III, 463-64).


*Conte premiat en el Concurs de contes breus 2013,organitzat per l'Institut Cristòfol Despuig,  en la categoria de professorat.


3 de juny del 2013

El espejo


Érase una vez en un desierto muy lejano un niño que lo estaba cruzando para ir a un pueblo. De repente el niño vio una cosa brillante: era un espejo precioso, era el espejo de un dragón, el guardián del desierto. Él se llamaba Llamas.

Cuando el niño cogió el espejo pensó en venderlo para dar de comer a su familia, pero el dragón Llamas se dio cuenta de que habían cogido su espejo. El dragón Llamas se puso muy furioso y fue de camino a donde estaba el niño.

El niño iba caminando cuando un pequeño bichito le dijo: "¿Por qué tienes un espejo tan bonito?". Pero el niño no sabía que el bichito era el dragón Llamas. El niño se fue corriendo porque era para dar de comer a su familia, el dragón se puso a volar después de haberse quitado el cuerpo de mosquito y echaba llamas de fuego. Cuando con una de sus llamas le dio al niño, el dragón le quitó el espejo y se giró para irse. Cuando el niño le dijo: “Es para dar de comer a mi familia”, el dragón se lo pensó bien y se lo dio y después el dragón le dijo: “Sube a mi espalda y te llevo volando”.

El niño le pudo dar el espejo, lo vendieron y compraron mucha comida y medicinas.


Alejandro Gallardo Gómez