19 de gener del 2020

El rompecabezas



Una mujer mayor estaba en su casa de tarde. Como de costumbre, había hecho la cena, había visto la telenovela de las 6:30 y ahora sólo le quedaba leer unos cuantos capítulos de su libro, pero no le apetecía mucho ya que tenía la vista un poco cansada de todo el día y estaba lloviendo mucho. Así que decidió hacer un rompecabezas, ya que había leído en un articulo de la revista del pueblo que era muy bueno para la mente.

Subió arriba donde tenía los puzles para sus nietos y cogió el de arriba del todo, fue el que le llamó más la atención. Bajó al comedor y ya estaba oscuro, casi de noche y aún seguía lloviendo.
Se puso en el sofá a hacer el rompecabezas. Empezó por los bordes, como es de costumbre, y después poco a poco fue buscando y encajando las piezas del medio. Mientras hacía el puzle se dio cuenta de que esa decoración de la imagen del puzle se parecía mucho a la de su sala de estar, cada pieza que colocaba era un mueble, una lámpara, una silla, una tele, ¡todo igual! ¡El puzle era su salón!

No se lo podía creer, tenía que completar el puzle enseguida. ¡En el puzle estaba hasta ella haciendo un rompecabezas! ¡No podía ser!

Le quedaban dos piezas para terminar... Lo que ella no se esperaba era que en aquellas dos piezas hubiera un hombre mirándola desde la ventana de su comedor.


Remei Cano Esteller
Institut Sòl-de-Riu, Alcanar


*Conte premiat en la categoria de secundària en el X Concurs de microrelats de terror 2019, organitzat per la biblioteca de l'Institut Cristòfol Despuig.