21 de juny del 2017

El jardín de senderos que se bifurcan



Una lámpara ilustraba el andén, pero las caras de los niños quedaban en la zona de sombra. Encendí una cerilla y me aproximé. Les dije: “A estas horas de la noche no deberíais ir solos por la calle, ¿dónde están vuestros padres?”. El mayor de los dos me respondió: “Papá y mamá están muertos”. Al oírlo me estremecí. No esperaba tal respuesta. Entonces recordé mi triste infancia en la residencia de huérfanos y me dije: “No puedo dejar que les pase lo mismo”. Les invité a venir conmigo a casa y aceptaron. Estaban sucios, malolientes y llevaban la ropa desgarrada. El más pequeño tenía una gran herida en la pierna y apenas podía caminar. Llegamos a casa y encendí la chimenea. Cuando me vieron llegar con dos hogazas de pan, chorizo y agua la cara se les iluminó de alegría. También les traje ropa para cambiarse. Más tarde, al más pequeño le pregunté si quería que le curase la herida. Con mirada tierna me dijo: “Sí, por favor, me duele mucho”. Para ello, utilicé agua y jabón y después le puse un vendaje. Una vez terminado, el niño me dio un beso en la mejilla. Y por primera vez en la vida, me sentí querido.


Mariona Verge Pellisé, 2n de batxillerat

Guanyadora de 2n de batxillerat del concurs de redacció Borges Babel, organitzat pel departament de Castellà el curs 2016-2017.



17 de juny del 2017

La casa de Asterión



No solo he imaginado esos juegos; también he meditado sobre la casa. Todas las partes de la casa están muchas veces, cualquier lugar es otro lugar.

Todo estaba repetido, yo creía que infinitas veces, pero no. Cada estancia tiene dos puertas.
Al salir por la segunda puerta, te encuentras otra vez en la misma habitación.

Decidí seguir adelante en lo que parecía ser un camino sin retorno, seguí abriendo puertas y puertas y puertas hasta que llegué a la séptima sala y observé sorprendido que solo había una puerta, la de entrada. Empecé a deshacer el camino y poco a poco comprendí que todos los cuartos estaban repetidos el mismo número de veces.

¿Era un juego o era realmente la realidad?, ¿quizá se trataba de un sueño? De todas maneras tenía que intentar encontrar la salida de al que aquel lugar en el que había aparecido y no sabía por dónde había entrado.

Ya mareado de tanto entrar y salir y de tantas estancias repetidas y cuando finalmente me estaba a punto de dar por vencido, al salir de una habitación vi una puerta diferente, mucho más grande al resto, mi corazón latía muy deprisa de emoción, gozo y felicidad en lo que creía que era la puerta de salida. Con las manos temblorosas y con miedo de que no pudiese abrirla, giré la manilla de la puerta y la abrí lentamente, con los ojos muy abiertos descubrí que la sala que se hallaba ante mí no era otra sino la primera habitación en la que había aparecido.


Cerré los ojos, agotado, esperando que al abrirlos no me encontrara dentro de aquel terrible laberinto. No sé si dormí durante minutos, horas o días, pero cuando abrí los ojos seguía en aquel lugar maldito que no tenía fin.


Òscar Roca Calbet, 4t ESO


Guanyador de 4t d'ESO del concurs de redacció Borges Babel, organitzat pel departament de Castellà el curs 2016-2017.