20 de desembre del 2013

Pesadillas

Los sueños, aunque mejor llamarlos pesadillas, empezaron hace dos semanas. Desde entonces ocurre cada dos noches. Recuerdo perfectamente la primera.
Me acosté tarde, pues tenía mucho trabajo, y no tardé en dormirme. Aquella noche veía a un hombre ( siempre soy el que mira, nunca el que sufre los daños). Aquel hombre me resultaba familiar, no sabía por qué, era un hombre alto, corpulento, de cabeza cacha y mirada seria. Su pelo era corto y oscuro. Se veía que lo llevaba limpio, igual que su inmaculado traje. Estaba en medio de la calle, tranquilo, andando hasta que de repente empezó a correr. Yo no entendía el porqué e intentaba gritarle, preguntarle que le pasaba, ayudarle. Entonces lo vi. Era enorme, como un perro de los grandes pero aumentando dos veces su tamaño. Y le perseguía, perseguía al hombre a gran velocidad y sin parar. Estuvieron así durante lo que a mi me pareció una hora entera hasta que llegaron a un descampado. El hombre, que ya le llevaba muy poca ventaja a la bestia, se escondió, jadeando, detrás de unas rocas. La bestia llegó poco después. Al principió se quedó quieta, buscando con la mirada a su presa, luego pareció oler algo y se lanzó directa hacia las rocas. Lo que pasó después lo recuerdo vagamente. Solo podía ver sangre y más sangre salpicando las rocas. Justo después me desperté sudado y exaltado. Pensé que solo había sido una pesadilla así que me volví a dormir.
La sorpresa vino por la mañana cuando me enteré de que habían encontrado a un hombre descuartizado en un descampado cerca de la ciudad. Casi me caigo de la silla del bar donde me encontraba. Me puse pálido, pagué el café y me fui a casa. Allí recordé al hombre, era el trabajador de un banco que no quiso darme un crédito la semana pasada.
Desde entonces no ha parado. Cada dos noches tengo una pesadilla horrible que se hace realidad. He soñado con gente que salta de edificios sin más, que cruza la calle y es atropellada por un camión, que se ahoga en su propia bañera o que se electrocuta. Y los conocía a todos.
Estaba a punto de saltar como hizo el último cuando en un sueño pasó algo distinto. Todo era oscuro y se oía una voz.
- Ni se te ocurra hacer lo que te propones. Ahora nosotros te controlamos. Aunque saltaras de un edificio de cincuenta pisos sobrevivirías. No te enfades, no temas, si al fin y al cabo lo hacemos por ti. Matamos a los que te molestan. Y no, no es culpa tuya, tu solo lo ves. Así que sigue durmiendo y nosotros mataremos por ti.
Eso fue todo. He intentado dejar de dormir pero siempre acabo por dormirme. He intentado suicidarme pero siempre sobrevivo. No puedo hacer nada. Y lo peor es que no se quien será el siguiente.


Laura Pallarés
Institut-Escola Daniel Mangrané


*Conte premiat en la categoria primària en el IV Concurs de microrelats de terror 2013, organitzat per la biblioteca amb el suport dels departaments de Català, Castellà i Llengües estrangeres de l'Institut Cristòfol Despuig.

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